Castillo de Sainte Marie (Luz) y cascada de Gavarnie

PASEO AL CASTILLO DE SAINTE MARIE EN LUZ

Parte de los Jamacucos fuimos a pasar el puente del Pilar a las Francias, concretamente a la zona de Gavarnie y Luz Saint Saveur. Con dos furgonetas (Miguel intentando estrenar la suya) marchamos el quinteto inicial formado por Peter (Salmantino de pro), Arancha, Roberto, Edu y Miguel. El plan inicial era andar el sábado por el circo de Gavarnie hasta la cascada y el domingo intentar hacer alguna otra andada. El camino por carretera a Gavarnie fue más complicado de lo esperado y no se pudo llegar hasta el sábado al mediodía, tras pasar el Col de Aspin (bonito puerto lleno de niebla) y Lourdes (sin milagros a la vista). Finalmente llegamos a Luz, localidad conocida por su pistas de esquí y cercana a los circos de Gavarnie y Tromousse, y a partir de ahora para nosotros por tener un balneario que deja bastante que desear. Una vez allí nos esperaba un día de lluvia que hizo que nos tomáramos las cosas con calma.

Debido a las inclemencias climatológicas que impidieron el asalto al circo de Gavarnie en el día previsto, decidimos hacer un pequeño paseo de una hora hasta el Chateau de Sainte Marie, en Luz, que transcurre al principio por la carretera para tomar después una pequeña senda que lleva a ver el pueblo a tus pies y sobre todo una serie de huertos muy bien cuidados y bonitos. Una vez en el castillo uno se da cuenta que no debía ser muy importante el que fuera su primer dueño pues al lado de Loarre parece un simple piso de dos habitaciones. Decidimos bajar a comprar vino y queso e ir a pernoctar a Gavarnie para enfocarla siguiente excursión, no sin antes pasar por un balneario (no vayáis nunca) llamado Luzéa que dejó un mal sabor de boca a todos menos a Pedro, que pasó un buen rato acompañado en el Jacuzzi…

EXCURSIÓN A LA CASCADA DE GAVARNIE

Tras una cena de apretujadas dimensiones en la furgoneta de Miguel y una noche de olores a quesos franceses y pedos españoles, el grupo se levantó sobre las nueve de la mañana para acudir a su cita con el gran circo de Gavarnie, famoso por su gran cascada (la más grande de los Pirineos, siempre según el maestro de Campo, que también nos explicó la diferencia entre valles glaciares y fluviales a a todos aquellos que aprobamos EGB copiando). Vino a ser de una duración de unas tres horas y media, con parada en la cascada incluida, donde almorzamos tranquilamente.

La excursión transcurre totalmente por un camino grande que se puede tomar al final del pueblo y que deja como telón de fondo el circo de Gavarnie prácticamente durante todo momento. Las nubes no nos dejaron disfrutar del Circo en todo su esplendor pero la verdad es que un lugar muy bonito y la andada es suave, sin gran desnivel (unos 300/400 mts aproximadamente). Tras unos tres cuartos de hora aprox. se llega a un hotel desvencijado que sería mejor derruir por el bien del paisaje y de los excursionistas, y a partir de ahí acaba el camino y empieza una senda por la piedra que después convierte el camino en una libre elección constante a través de pedreras que tiene como final la falda de la cascada. Desde allí se puede ver gente subiendo a la Brecha de Rolando y el refugio de Serradets y es una zona con múltiples excursiones. Es unlugar para estar tranquilo y admirar, pues la verdad es que tiene mucho encanto y la excursión es muy bonita.

A la vuelta mucha gente se iba uniendo al camino y se hacía todo un poco menos llevader (en verano ha de ser horrible) pero la tranquilidad en ese lugar parece imposible de alterar. Existe la posibilidad de volver por otro camino que se coge un poco más adelante del hotel girando a la izquierda, pero el grupo no acabó de decidirse y decidimos volver por dónde habíamos venido, directos a por una cerveza y a quitarnos el mal sabor del balneario anterior, para demostrarle a Pedro que en Francia hay balnearios brutales.

Así pues tras un buen bocata de sardinas y unas ensaladas en lata nos fuimos hasta Bagneres de Bigorre, donde aquí si disfrutamos de un balneario en toda regla, llamado Aquensis, donde por dieciséis euros hay mucho con que relajarse. Comentario aparte merece la anécdota de Miguel y Roberto con los bañadores, pero eso que os cuenten ellos…HAY QUE APRENDER FRANCES YA!!!!